domingo, 24 de mayo de 2009

101 KM DE RONDA 2009: MISIÓN CUMPLIDA

Hola amigos.


Con la perspectiva de una semana y todavía con algunos rescoldos humeantes, me gustaría poder plasmar lo que fué y significó "la madre de todas las carreras". Los 101 Km de Ronda 2009.



LA GESTACIÓN.-




Esta historia empezó en la cuesta de los cochinos allá por el Mayo de 2008 alrededor de las 4 de la tarde cuando sin ningún argumento que me viniera a la mente para combatir el frío y el cansancio me hiciera abandonar el intento de convertirme en cientounero y para el cual todavía no había llegado el momento. A partir de ahí y avivado por la gloria de todos lo héroes que vi desfilar por la alameda del tajo al día siguiente en pos de la meta y tras más de 20 horas de esfuerzo, solo tenía un pensamiento en la cabeza: "el año que viene volveré"

A eso hay que unir las provocaciones, los desafíos y el reto personal que supone embarcarse en una historia como esta; las apuestas, la táctica de comentárselo a todo aquel que escuchara unos segundos... cualquier cosa era válida para autoconvencerme que este año si. Este año iba a por ello. Había que buscar el compromiso.


La preparación unida al tratamiento a la pubalgia que padecía, y de la cual aún queda algo, comenzó a finales de Agosto. Sin forzar para no cargar en demasía y llevando una progresión adecuada para no hacer el bestia como el año pasado.


A finales de Septiembre corrí, acompañando a Berruezo la maratón de Zaragoza. Muy suave. En Diciembre la maratón del pico Espadán. Enero me llevo a la Albufera con otra maratón recorriendo dicho entorno. Febrero aportó la maratón de Valencia, y por fin, en Marzo la prueba de fuego antes de Ronda y a mes y medio vista: los 68 Km de la Selva del Mar en Reus. Allí fué el punto de inflexión que aportó la forataleza mental necesaria para tener éxito en Ronda. 13 horas y media de carrera en circunstancias duras proporcionaron la casi seguridad que el objetivo era alcanzable. Rematamos con 44 Km en Abril en Mérida con las XXX Millas Romanas.


A todo esto hay que sumar 12 medias maratones y unas cuantas carreras de montaña que quedaron por el camino. A priori me presentaba en la fecha indicada con la tarea realizada.



LA LLEGADA.-



El Viernes 15, tras realizar parte del camino desde Madrid en tren, Bonafont nos recoge en Alcazar de San Juan, y tras la reglamentaria ingesta de 2 bocadillos tamaño XXL emprendemos camino. Llegada sobre las 16' 30 H, recogida del dorsal, pasaporte y al hotel para descansar un par de horitas antes de ir a la entrega de mochilas y a ver el ambiente de la Alameda. A todo esto, hay que mencionar la llegada desde México del inefable Matthias. Matthias Otto es un amigo, ex-compañero y amigo del Orfeón Universitario que cuando vivía en Valencia comenzó a entrenar conmigo y a participar en algunas maratones. Todo esto hace más de 10 años. Pues bien, hace unos meses, vía mail, le conté a Matthias lo de Ronda y el tío sin pensárselo mucho se apuntó también. Llegó desde Puebla a mitad de semana y por fin nos pudimos encontrar en el hotel sobre las 7 de la tarde después de la mini siesta.



Nos dirijimos con las mochilas preparadas a la Alameda del Tajo para dejarlas en los camiones correspondientes




Después de una vueltecita tranquila por la feria del corredor buscamos la pizzeria de guardia para hacer la última ingesta de hidratos traducida en toneladas de pizza y pasta a go-go.
















Tranquila vuelta al hotel con un breve paseito para rebajar y a la camita a contar ovejitas. O cabras de la legíon en este caso...
















EL DÍA D: LA SALIDA:


Curiosamente, a pesar de los nervios y de la ansiedad, conseguí dormir bastante bien, pero, las cosas se complican. La p... pizza de la noche anterior no me ha caido muy bien. La tengo en la garganta, lo que unido a los nervios, el estrés y la inquietud me hacen entrar en un estado de hipocondria aguda. Todos los malos pensamientos se me pasan por la cabeza y hay que recurrir a todas las estrategias de auto-estima y superación para intentar que eso se pase, empezando por no contárselo a nadie para que no suene a excusa de perdedor. Con todo esto, echándole valor me zampo unas tostaditas con mantequilla y un zumo de naranja antes de salir para el Campo de Futbol, en taxi, junto a los compañeros y a la inseparable moreneta. No es cuestión de regalarle ni un metro a la carrera.


A diferencia del año anterior, en que las 2 horas que pasamos en la salida fueron un auténtico suplicio por el frío y por la angustia de la posible lluvia, este año era todo lo contrario. Calor desde el minuto 0 y ambientazo de los de gala de la de verdad.


Antes de entrar definitivamente al campo nos despojamos de la ropa sobrante, nos hacemos las últimas fotos, me despido de la moreneta con un beso. Con el deseo por su parte de toda la suerte y ánimos, aunque, yo tenía la mirada algo perdida, los nervios a flor de piel y la p... pizza en la nuez.


De verdad que el ambientazo es de gala, pero no soy capaz de abstraerme de los nervios y de disfrutar. Allí éramos cerca de 7.000 personas, entre ciclistas, marchadores y legionarios. Un auténtico espectáculo de verdad.


Habíamos entrado con tiempo. Cerca de hora y media antes de la salida y dadas las curcunstancias meteorológicas, el primer objetivo era hidratarse bien, por tanto, ingesta de botella de litro y medio de agua en ese periodo, búsqueda de improvisado WC y a esperar el cañonazo.


Este año también había una diferencia importante respecto al previo. Hace 12 meses, cuando estaba en ese mismo sitio mi cabeza me estaba diciendo ¿como vas a estar corriendo 15 o 16 horas? Esta vez no era lo mismo. Ya sabía lo que era estarse mucho tiempo trotando por el monte y eso ya no me asustaba. El año anterior sabía una hora antes de la salida que no iba a terminar. Esta vez, al menos, no lo sabía.





















LA CARRERA: LO DEL AÑO PASADO (40 KM)


Con 7 minutos de retraso se da la salida a los 3.200 participantes en la marcha a pié. Media hora antes, los ciclistas efectuaron la salida neutralizada para comenzar todos al mismo tiempo, este año, como el pasado, sin cañonazo. Solamente unas carcasas alegóricas que ejercieron la función de campanas de la gloria.


Hay que mencionar que Bonafont y yo teníamos un pacto tácito de permanecer juntos. A todo esto, creo que ni siquiera lo habíamos hablado, pero ambos lo sabíamos. La noche anterior, sobre el mantel de la pizzería, intenté hacer una planificación que nos conducía a un presupuesto de 15 H. Más o menos recuerdo que era algo así como 4 horas hasta Arriate, 3 más para llegar a Setenil, otras tantas de Setenil al cuartel para finalizar con 4 horas nocturnas entre el tercio y Ronda. !Que bonito se ve todo en un papel! Me recuerda a los objetivos de venta que marcamos en la compañía multinacional en que me gano las lentejas, y que soportados en excel nos hacen crecer y vender mucho y bien. Después, la realidad es otra cosa, como fué en esta ocasión.


La cuestión es que la táctica era correr hasta Setenil con excepción de las subidas que las haríamos andando para reservar las fuerzas. El ritmo de trote muy liviano: 6', 6'15" por Km.

Matthias, al que conozco bien, se juntó con nosotros, pero sabía que tarde o tamprano se iba a marchar porque el es anarquico para todo, incluido correr. Al principio, el cabeza cuadrada no para de hacer chistes y bromitas. El tío no para de hablar y de hacer preguntas. Sinceramente tengo la p... pizza dubitativa el esófago sin saber si definitivamente subía o bajaba hacia el estómago. Ricardo, creo que se da cuenta y me pregunta el porqué de mi silencio. Al final, tengo que cantar de plano, a riesgo que suene a excusa, pero lo tuve que contar. Sinceramente me daba miedo tener que vomitar la p... pizza y correr el riesgo de deshidratarme del todo, porque el calor pegaba de verdad.


A pesar de todo pasamos el Km 10 en 1H y 15" y el 20 en 2H 26'. Hasta ahí no hay grandes desniveles y a pesar que el ritmo es de risa para lo que habitualmente entreno no me siento redondo en ningún momento. Adicionalmente, en estas carreras la mente creo que juega un papel mucho más importante que el físico, y para ello, hay que estar constantemente buscando los resortes motivacionales que te permitan seguir adelante. No pensar en lo que queda, recapacitar sobre lo ya conseguido y avanzado, ir pasito a pasito... pues bien, en el KM 17, en mis devaneos con la p... pizza, a no menos de 30º y en plena crisis existencial, al Alemán, no se le ocurre nada más que soltar una frase lapidaria "SOLO QUEDARRR 2 MARRATONES, JA JA JA". En ese momento, hubiera querido ser Raskolnikov, el personaje de Dostoievsky en "Crimen y Castigo" cambiando a la vieja usurera por el Alemán cientounero. La verdad es que me hundió en la miseria: !2 maratones" "¿que hago yo aquí?" En fin, todos los pensamientos del mundo y ninguno bueno. Afortunadamente llegó el avituallamiento del Km 23 donde daban bocadillos, barritas y demás viandas y del cual Bonafont y servidor decidimos pasar. El porque es de dieta perenne y yo por las circunstancias antes aludidas. Digo afortunadamente porque Mr. Otto se quedó a degustar las bondades culinarias del ejercito Español mientras nosotros seguíamos despacito en busca de Arriate donde la Moreneta nos esperaba para jalearnos.


Pasamos el Km 30 en 3H y 52' siendo previamente adelantados por Matthias que salió del circuito ascari como un formula uno y nos adelanto inmesiricorde. A Arriate llegamos en 4H y 32', pasadas las 3 y media de la tarde. Con todo el calor del mundo. No se que temperatura habría a aquellas horas, pero el calor era mucho. Mucho de verdad.






















La morenita, fiel compañera, está allí como siempre. Donde debe de estar. Le comento que no estoy muy fino, pero que sigo adelante como sea. Recuerdo que me comentó algo así como "tu puedes" "lo vas a lograr" y yo pensaba, que si supiera como me sentía no creo que dijera nada de eso. A esa altura de carrera, no hubiera apostado 10 € por que lograría llegar. Ni siquiera tenía a mi amigo el Mago Pepo detrás para que me sirviera de acicate. Total, que tras una paradita de 1 minuto escaso nos aprestamos a afrontar la subida más larga y difícil de la carrera: la cuesta de los cochinos. Un tramo de casi 6 Km bastante duros que conducen desde Arriate al punto donde en 2008 tiré la toalla.


Por supuesto que no dimos ni un solo paso corriendo desde la salida de Arriate. De la cuesta tenía el recuerdo del año pasado cuando ya había decidido abandonar en cuanto la completara, pero, el recuerdo estaba distorsionada. Fué eterna, agonizante, larga, dura, tremenda, hija p..., todo lo que queráis llamarle. No acababa nunca. Se veía a docenas de corredores tumbados en las pocas sombras que había. Algunos con pequeñas lipotimias, gente tirada. Una escabechina. Lo que si que recuerdo es que a pesar de todo nos adelantaba muy poca gente al contrario que el año pasado en que me pasaban como motos. Perdí un poco la noción del tiempo, pero por los cálculos que tengo del GPS aproximadamente nos costo 1H completar ese trozo. La única motivación que pude encontrar en ese momento era saber que al final del tramo más duro fué donde abandoné el año pasado, y este no lo iba a hacer allí. Por decencia tendría que arrastrarme aunque fuera 1Km más. Agonizantes y sin agua llegamos al avituallamiento del 40 y que era un autentico poema de gente tirada en las sombras. 5 H y media nos contemplaban. En ese momento tenía la sensación de agotamiento, insolación, falta de ganas de seguir adelante. Las pulsaciones me martilleaban las sienes... vamos, un panorama alentador a falta de 60 Km. Para mi, este fué, sin duda alguna el momento más duro de toda la prueba. Encontrar algo para seguir era muy difícil. Lo único que tenía claro era que antes muerto que quejarme, pero tenía todavía más claro mi deseo que Bonafont me hubiera dicho "¿por qué no nos vamos a Ronda a Cenar y enviamos esto a fer la má?" para aceptar sin rodeos. No se que pensaba él en ese instante, pero intuyo que la moral no debía ser muy grande. Por si acaso no pregunté nada y eché a andar de nuevo sin saber muy bién el porqué. A esa altura no hubiera apostado ni 1 ctmo. de € por mi. Hubiera apostado una fortuna en contra. A pesar de todo seguí adelante sin saber muy bien la razón. Sinceramente no la encontraba.


HASTA SETENIL DE LAS BODEGAS Y LOS JUEGOS MENTALES.-


La cuestión era buscar resortes para continuar por algún lado. El primero era olvidarse del tiempo, de las 15 H y todo lo que se le pareciera. Usando la cabeza había que ver que las condiciones no eran las idóneas para grandes marcas y que había que pensar en llegar a la hora que fuera, sin prisa, y sobretodo buscando objetivos a corto plazo. En el momento de salir del avituallamiento del 40 le dije a Bonafont que no pensaba correr ni un metro en los próximos 13 Km. hasta llegar a Setenil que era el primer objetivo. No presentó ni el menor atisbo de resistencia y dió rápidamente su beneplácito a mi propuesta. "SI, SI, SI, CLARO". Poquito a poco ibamos avanzando y recuperando fuerzas; bebiendo, charlando,(ahora si)y contemplando como muchos que se animaban a correr nos adelantaban. Sin prisa y sin pausa llegamos a los avituallamientos del 42, 45 y 49. Solo faltaban 4 Km para el primer objetivo y además con un terreno más bien descendente.


Habían 2 buenas noticias: el calor comenzaba a remitir poco a poco a esas horas de la tarde y unido a que el ritmo de ir caminando no era nada exigente nos permitió quitarnos las sensaciones de insolación supina. La segunda es que tenía hambre. La p... pizza parecía que había decidido asentarse definitivamente en el estómago y con el esfuerzo de la cuesta, el calor y todo lo demás, ya se me había olvidado el tema.


Como parecía que la cosa iba un poco mejor y olfateando el avituallamiento gordo, le propuse a Bonafont algo que leí alguna vez en algún foro o blog. No recuerdo si era el del mago o alguno similar. El tema era para ganar algo de tiempo y que los Km avanzaran mas aprisa, hacer series de 2' corriendo con recuperación de 6" andando. El objetivo era hacer cada Km en 8' aproximadamente y probar nuestras fuerzas para ver si podíamos trotar algo. Las primeras series para mi fueron eternas y el dolor de cabeza se fué acentuando cada vez más. A pesar de ello conseguimos completar 4 o 5 series pero había algo que no cuadraba. El GPS coincidía aproximadamente con una diferencia de más o menos 500 m en todos los puntos marcados, incluido el último del Km 49. Según el pasaporte legionario, Setenil estaba en el punto kilométrico 53 y en el GPS ya tenía casi 54 Km y no se veía Setenil por ningún lado. 55, 56, 57... nada de nada. Empezamos a blasfemar en compañía de otros aguerridos marchadores que compartían la indignación con nosotros. Mi reflexión era que si nos hacían marchar algunos Km. extra antes de Setenil, pero estos se contemplaban, pues eso que teníamos ganado. El problema sería si llegábamos allí y el cartel mostraba impenitente el famoso Km 53 en lugar de los reales.


Los peores augurios se cumplieron y cuando al fin llegamos al ansiado avituallamiento, el cartelito de marras marcaba lo que imaginábamos: Km 53


Un poco desmoralizados por esa circunstancia nos tumbamos donde encontramos hueco en la primera sombra disponible, no sin antes, en mi caso, beberme 3 0 4 coca colas y zamparme un para de Sandwiches de Jamón de York. Eran las 7 y media de la tarde, y desde primera hora de la mañana solo tenía en el cuerpo la tostada del desayuno y algunas piezas de fruta que iba cogiendo en los avituallamientos.


Allí estaba la moreneta para ayudarnos con las mochilas, la ropa, los calcetines y sobretodo para conseguirnos un par de Ibuprofenos que al final resultaron milagrosos para el dolor de cabeza. Tambien estaba Mattias que había llegado una hora antes y que había parado a descansar y a esperarnos pensando que íbamos más cerca.


Cuando entramos en el avituallamiento, con toda honestidad, no sabía si íbamos a salir. Después de 58 Km, de toda la jornada infernal con el calor, de que nos metieran 4 Km al menos de propina... no lo tenía nada claro. Finalmente, perezosamente comencé a cambiarme de ropa, fundamentalmente de calcetines y observando que sendas ampollas iban a comenzar a aparecer muy en breve. La moreneta me ayudó a limpiarme recordándome el pasaje del evangelio donde Jesús limpia los pies a los pobres. El Alemán comenzaba a hablar otra vez como un loro hasta que Bonafont, con buen criterio le espetó: Matthias, vete. Y Matthias se fué.


Nosotros lo hicimos tras 45' de descanso. A las 8 y cuarto, buscando los 48 Km restantes.


EL MILAGRO DEL IBUPROFENO.-


Como es obvio comenzamos despacito. Maria Elena nos iba a esperar en el cuartel, y como a esas alturas de la película ya me había despojado de todos los complejos de tiempo, le comenté que calculaba que para hacer los 24 Km que nos separaban del tercio seguramente le echaríamos cerca de 5 H ya que lo haríamos andando y además los primeros tramos después de Setenil eran de ascensión prolongada. Pues eso, poquito a poco comenzamos a poner un ritmo de paso majo, de alrededor de 6Km por hora y curiosamente nos encontrábamos bien a pesar que íbamos subiendo y subiendo. Cuando habíamos avanzado 3 0 4 Km., sonó el móvil para darnos una estupenda noticia: la organización rectificaba más adelante el kilometraje y recortaba el camino hacia el cuartel para compensar los 4 Km de más que se hacían este año para llegar a Setenil, por tanto, en esa altura que aparentemente estábamos en el Km 57, teníamos que sumarle los 4 que habíamos echo de más anteriormente por lo que llevábamos alrededor de 61. Esto quería decir que solo 16 para el tercio y que estábamos a menos de un maratón para la meta. Bien!!! Ya no hacía calor, ya no dolía la cabeza, ya hábíamos ascendido la parte más dura de este tramo y llegamos al siguiente avituallamiento donde realmente nos reconocieron la distancia real.


Con la moral por las nubes le propuse a Bonafont comenzar otra vez con las series de 2' + 6' andando, pero a la segunda o a la tercera ya no nos detuvimos. Comenzamos a correr como posesos, a ritmos por debajo de 6' Km, adelantando a gente que se nos quedaba mirando como si nos hubiéramos colado. Ya no parábamos ni en las subidas. No se si el Ibuprofeno está en la lista de sustancias prohibidas, pero a mi al menos me sentó como mano de santo. !Que manera de correr cuando llevábamos 70, 72 Km! Y no corríamos más porque anocheció y con el frontal se ve lo que se ve. Adicionalmente, llamé a la moreneta en el último avituallamiento antes del tercio para avisarle que llegaríamos en media hora más o menos y le pregunté por el Alemán que había salido una media hora antes que nosotros de Setenil. Cuando me dijo que no había llegado todavía se me encendieron todas las luces y Bonafont y yo comenzamos a correr más aprisa pensando en el momento de darle una colleja en la cuadrada cabeza teutona. !Que pasada! ¿Como podíamos sentirnos tan bien? En ese momento hubiera apostado mi casa a que llegaba a Ronda. Faltaban 30 Km, pero sabía que a no ser que me despeñara por algún barranco lo lograría. Ahora si que lo sabía. Es curioso como una carrera de esta naturaleza puede tener un paralelismo a la vida misma. Momentos duros, de frustración, de dolor, de euforia, de alegría... A lo largo de las horas se presentan un montón de sentimientos y de estados de ánimo totalmente diferentes. Lo que estaba claro es que ese era nuestro momento, y como las ocasiones en la vida, había que aprovecharlo. Llegamos al cuartel como si fuera la meta de una media maratón. Casi al esprint, corriendo de verdad. 2H y 45' desde Setenil. !Que lejos de las 5 H que pensaba! Al Alemán no lo cojimos, pero lo cojeríamos. Seguro.


EL CAMINO HACIA LA GLORIA.-


El Tercio es un sitio singular, único. El hogar que alberga al destacamente de la legión en Ronda y más concretamente su comedor, se convierte en un improvisado refugio para todos los que alcanzmos ese punto y donde nos acogen de una manera espectacular. Sopita caliente, flamenquines, filete empanado, natillas... una pasada! Desde luego yo cuando hice la mili solo comía esos menús en Navidad.


El recinto estaba plagado de cientouneros con rostros cansados pero con una expresión de determinación de finalización de la prueba muy, pero que muy elevada. Allí, como no, estaba la moreneta esperando, junto al Alemán que acababa de entrar hacía 5 minutos escasos. Repusimos fuerzas lentamente, saboreando la cena y saboreando, ahora si, el ambiente cientounero que se respiraba. Eran las 11 de la noche y nos quedaba el camino de la gloria por delante. Había que paladearlo.


Después del reglamentario cambio de calcetines, zapatillas, camiseta algo más abrigada y soltar el lastre de los bidones ya que la noche era fresquita, aunque sin pasarse, y con toda seguridad, habiendo avituallamientos cada 4 o 5 km, no necesitabamos agua extra. En eso acertamos plenamente. Estuvimos, como en Setenil, 45', pero obviamente con otras sensaciones.


Faltando un cuarto de hora para la medianoche salimos nuevamente los 3 juntos, al principio caminamos. Poco más tarde había un tramo favorable de descenso, donde curiosamente nos encontrábamos con los marchadores que había completado el bucle de la ermita - montejaque - Benaojan y se aprestaban a enfilar los últimos 5 Km. !Que envidia! ¿O no? Si el tema es que encontrándonos bien, ahora había que disfrutar todo lo que se pudiera. Estos eran corredores de alrededor de 13H en meta. Quizá, solo quizá, algún año sea uno de esos.


La subida a la Ermita es dura. Dura con mayúsculas, pero, a estas alturas ¿nos íbamos a asustar? Una vez coronada, y sobre el Km 83, en Montejaque, nos decidimos a lanzarnos a tumba abierta a correr hasta Benaojan puesto que todo era terreno favorable. Ahí se quedo el Alemán, que semanas atras se había pegado un trompazo entrenando y tenía un poco de miedo de correr en las bajadas. Ya no le veríamos hasta la meta.


Pasado Benaojan y camino de la cueva del gato el cansancio se hizo notar y comenzamos a caminar nuevamente. Ya no volveríamos a correr hasta el último Km. En la senda me acordé de la edición del año pasado y en lo que tendrían que sufrir todos los marchadores en ese tramo que debía de estar totalmente embarrado. Finalmente, acabamos el bucle y ahora nos cruzábamos a los marchadores de 19 - 20 H. Las caras de cansancio erán la tónica. Que curioso resultaba observar esa fila interminable de lucecitas en el horizonte de la magnífica noche que quedó. Los frontales, cual luciérnagas andarinas, centelleaban rodeando las colinas por donde transcurría la carrera. Este paisaje, en el medio de la noche era un auténtico espectáculo. Pero para espectáculo Ronda. De tarjeta postal, iluminada, con su tajo inperterrito y silencioso ascendiendo hacia la ciudad. Allí estaba, esperándonos.


La última cuesta, la del cachondeo, es eso: de cachondeo. Tenía casi hasta pena que se acabara todo aquello. Este sueño para el que tanto esfuerzo había puesto, porque, ¿después que? Bueno, eso habrá que pensarlo más adelante, pero lo cierto es que tenía una sensación como de vacio. Como si esto fuera irrepetible, que lo es, porque, nunca más sería Cientounero por primera vez y ese sería un momento único y mágico que había que prolongar. A pesar de ello quería correr. Tuve que insistirle a Bonafont para ello y hacerlo juntos en la Alameda del Tajo ya que empezamos juntos y juntos teníamos que terminar. Allí estaba, como no, mi moreneta, tan feliz o más que yo, porque ahora si, me sentía con las fuerzas justas para cruzar la meta y poco más.


En total 16 H y 57' de felicidad, sufrimiento, júbilo y millones de sensaciones encontradas, pero hay una cosa de la que tenía dudas. ¿Me quedarían ganas de repetir o juraría no volver nunca más? No sé si volveré. Creo que si, pero desde luego las ganas no se me habían quitado. Ni mucho menos.


Foto, abrazos, felicitaciones, medalla,(que pena que ya no dan el famoso ladrillo)cena, sudadera, fotos... Matthias llega 15' más tarde... más abrazos...


EPÍLOGO.-


Un desafío de estas características deja sensaciones agridulces. La de la felicidad suprema por haber conseguido alcanzar algo realmente difícil pero conseguible con ganas de hacerlo y por otro lado la sensación de que Ronda nunca será igual. Seguro que habrá otras ediciones. Estoy convencido, pero la sensación de esta primera vez de conseguir el éxito seguro que es irrepetible. Por ello habrá que pensar en nuevos retos, y a buena fe, que en los próximos días y con la inefable ayuda de mi amigo el mago, encontraremos la manera de marcarnos nuevos retos bien sean a pié,en bici, nadando o a caballo si es necesario.


Como alguien decía, quiero pediros excusas por haberos escrito un relato tan largo. Si hubiera tenido tiempo lo hubiera hecho mucho más corto.


AGRADECIMIENTOS.-


A Maria Elena: mi moreneta, la cual siempre ha estado ahí. En las buenas y en las menos buenas. Viajando y corriendo juntos desde hace muchos meses, anímandome, soportándome, cuídandome... Me gustaría que pudieras sentir todo lo que yo he vivido con esta aventura y estoy seguro que tú también lo lograrás algún día, y ese día yo estará a tu lado.


A todos los amigos que me habéis apoyado y aguantado los rollos cientouneros y que a mi me han servido para buscar la motivación necesaria durante muchos meses en ese objetivo que estaba ahí, y que al fin se ha podido lograr con vuestra ayuda.


A todos los que habéis pasado por este blog y dejado algún mensaje de apoyo, que de verdad, no ha caido en saco roto.


Al mago Pepo que me ha ayudado a tener una motivación extra para la carrera y que desafortuadamente no pudimos concretar en esta ocasión pero que sin duda tendremos tiempo de resarcirnos en algún momento.


A Javier Muñoz, polifacético cientounero el cual se ha alegrado tanto como yo de que pueda ingresar en esta selecto club y sin su inestimable apoyo no hubiera sido posible llegar a ser miembro.


101 Saludos a todos.



3 comentarios:

  1. Enhorabuena, Hoffman.

    Precioso relato de una experiencia única, ¿e irrepetible?

    Un abrazo, golfo.

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  2. Una vez leída tu crónica rondeña compruebo que eres más cientounero de lo que yo pensaba, y es que has apurado el cáliz de los 101 hasta la última gota. El clímax dramático está a la altura de los mejores guiones cinematográficos; al protagonista se le aparece el demonio al final de la Cuesta de los Cochinos y le dice sotto voce: ¿por qué no nos vamos a Ronda a cenar y enviamos esto a fer la mà?

    A mí esta proposición tan tentadora me ha recordado un momento de debilidad suprema en el Huerto de los Olivos: Padre, si es posible, pase de mí este cáliz.

    Pero como el Hombre propone y Dios dispone, Jesús el Nazareno fue crucificado y tú te convertiste en cientounero.

    Sugiero una cena homenaje a base de pizza...de mucha pizza. Y cantaremos aquello de: la pizza, la pizza, la puta de la pizza, la madre que la parió...yo tenía una cabra como la de la Legión.

    Te felicito, de nuevo, por esta crónica tan cientounera. Un abrazo.
    Javier Muñoz

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  3. creo que mejor crónica de la vivencia cientounera no se ha escrito, y lo mejor ha sido vivir contigo esa experiencia, aunque desde la barrera, como los toros, sabía que terminarías porque eres un..........aco, ya sabes..... te empeñas en algo y no paras hasta conseguirlo, estoy muy feliz de tu logro, que costó mucho, claro que costó, pero lo que se logra con esfuerzo es lo que mas se disfruta. Arriba el cientounero!!!! y gracias a Ricardo, otro cientounero.......aco que te acompañó en esta dura experiencia, para él también un efusivo saludo y enhorabuena. Estaré siempre para apoyarte en los retos que emprendas. Cientounero. Tu moreneta

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MAYO 2011

CIENTOUNERO SUB 15